domingo, 16 de noviembre de 2008

Costumbres que no acostumbran

No hace más de diez años dejé la escuela, han sido años de intensos cambios, de diferentes temáticas, hablemos del respeto que se perdió, esa distancia que había entre profesor alumno, la buena convivencia con los pares y con las demás personas que rodeaban el diario vivir.

Cuando niño, para Fiestas Patrias, había que estar muy temprano en la plaza de armas para preparar el esperado desfile que era motivo de emociones varias al escuchar las marchas y el himno nacional, así para atrás.
Mi padre me contaba que cuando el desfile del dieciocho de septiembre se preparaba con meses de anticipación, no había lluvia ni nieve que detuviera el magno acontecimiento, porque por sobre muchas cosas estaba el orgullo de sentirse parte de Chile, sobre todo en un lugar tan remoto como Aysén.

Parada Militar, Septiembre 1943

Pero las cosas cambian, sin ir más lejos este año el desfile, fuera de toda lógica, se realizó el día diecisiete, y el cuerpo militar del regimiento de ingenieros rindieron honores a la patria ese día, a diferencia del resto del país que siguió con la tradicional fiesta del diecinueve de septiembre; el día de las Glorias del Ejercito.

Las costumbres también han ido cambiando y lo que veo no me gusta mucho, hace pocos días, se celebró el día de todos los santos, hasta hace tres o cuatro años, era un día de reflexión familiar, el menos interesado lo aprovechaba para descansar, esta vez fue muy distinto; disfraces y ornamentas algo terroríficas inundaban las calles de la ciudad, llegó "Halloween" a la patagonia.

Las costumbres importadas desde otros países no debería tener nada malo, si conservamos la identidad criolla que nos caracteriza, si rendimos tributos a la "chileneidad", pero nada.

Los feriados religiosos han ido perdiendo el rumbo, se corren de fecha y sólo conservan el nombre.

Semana Santa, 1950 - Plaza de Armas

Antes era muy diferente, según cuentan los que saben.

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