lunes, 23 de marzo de 2009

Yo le quiero cantar...

La comuna de Aysén está conformado por distintas y dispersas localidades, una de estas es Puerto Aguirre, que es una isla ubicada en el litoral, hoy quiero dedicarle este espacio a quienes habitaron este lugar hace algunas décadas, cuando la vida en la isla, era amena y apacible para todos.
Mi madre ha escrito esta tarde algo de lo que recuerda, y el material que me entregó, lo publico en esta noche...

Puerto Aguirre

Carta a mi tierra

Mi nombre es Sofía, tenía poco más de 20 años cuando dejé la Isla de Puerto Aguirre, hoy tengo 59 años, más de medio siglo encima, pero lleno de sabiduría, experiencias y por sobre todo, íntegros de recuerdos.
Soy hija de Ernesto Leal Cortés y Marina Uribe, hermana de Gabriel, Luís, Juan Carlos, Alejandro y Raimundo, Marina, Paula, Emilia y Gabriela.

Era 1948 cuando nací, en una década en que nuestra isla era una prometedora localidad de la comuna de Aysén, comenzaba el boom de la pesca y junto con ello, las industrias conserveras y el comercio comenzaba a crecer enormemente, éramos poco más de 3.500 personas.
Mi padre fue un hombre de mar y mecánico, dueño de embarcaciones con las que comercializaba sus productos a las industrias, negociaba con el “Tito Apel” primer empresario de la zona, dueño de la conservera de Caleta Andrade, con Rubén Vásquez en Estero Copa, la conservera de Isla Fénix; administrada por el señor Cárdenas, hermano de Demetrio, uno de los tantos vecinos de nuestra casa.

Recuerdo que nuestro pequeño pueblo era una gran familia, todos nos visitábamos y en las fiestas todo el mundo salía de sus casas a felicitarse y hacer presente los buenos deseos.
Tengo muy presente a la señora Margarita de Cárdenas, quien era mi madrina y para cada celebración, reunía a todos los niños de la isla para tirarnos caramelos, era feliz con el gozo de cada uno de nosotros.
La señora Margarita era una abnegada mujer, muy querida y respetada por la comunidad, era una comerciante y además hacía de enfermera, psicóloga y ayudaba a quien lo necesitara.

Algunos de los primeros habitantes de Caleta Andrade fueron don Segundo Andrade, la familia Nancúl, la familia Huinuman, a quienes recuerdo mucho y por sobre todo a la “rosita”, la que nos peinaba a mí y mis hermanas; ¿Cómo no voy a recordar sus sutiles tirones de mechas?.

Otro connotado comerciante fue Don Miguel Vegas, llegado de España se radicó en nuestra isla y su hijo, Daniel “chaly” Vega se casó con Mirella Haro, la hija del primer alcalde de mar que vestía de marino.
A ellos los recuerdo con un cariño especial, porque eran compadres de mis papás, padrinos de Raimundo.

La señora Nina Zabaleta de Pinto, también ocupa un lugar especial en mis recuerdos, puesto que fue una gran mujer, de buenos sentimientos, aunque algo cascarrabias.

También recuerdo a Mercedes Zaldivia muy amiga de mi madre.

La Escuela de Puerto Aguirre es otra fuente de recuerdos importantes, La directora de la época, era la señora Aurelia, la que estaba casada con el Sr. Moncada profesor del colegio, estaba además Don Claudio Araya y Marta Maldonado a quien todas las personas la admiraban por su bondad y sencillez.

De nuestros vecinos tengo sólo buenos recuerdos, por ejemplo La señora Paula, Don Juan Osorio, un cariño especial para el “popito” sacrificado trabajador marido de la “chabela” Canible.

Durante los 10 años siguientes comenzaron a verse caras nuevas en nuestra isla, recuerdo a Don Ricardo McKay Baker, quien junto a su señora y sus tres hijos; Sirley, Ingrid y Rafael fueron nuestros vecinos, los que se adaptaron a la vida de la isla.
Tenían un pequeño negocio donde actualmente funciona la ECA, la que se instaló a los pocos años, Don Andres Lerdon Tom estaba a cargo de esta empresa estatal.

El y su señora Angelica Marchand tenían dos hijos, Juan Alberto y Andres, con admiración y mucho afecto, los recuerdo.
Ellos celebraban sus cumpleaños y nos invitaban a todos los niños, a pesar de su situación acomodada nunca dejaron su humildad y se mostraban siempre cordiales y atentos con los más humildes, cosa que hoy no se ve.
Sentí mucha tristeza cuando me enteré que la señora Angélica falleció.

Mi hermano Gabriel, a pesar de sus estudios básicos siempre fue un hombre correcto, intelectual y aficionado al deporte, siempre luchó por el fútbol, es más, el estadio de la isla lleva su nombre, honrando todo el trabajo y dedicación que les brindó mi hermano.
El falleció muy joven, naufragó en su lancha en un temporal, dejó a su mujer y a tres hijos; Carlos, Gabriel y Juan Luís.

Quiero listar a algunas personas; Don Alberto Risco y su señora, la María, sus cinco hijos fueron ahijados de mis padres y recuerdo con nostalgia los momentos que pasábamos juntos y por sobre todo los curantos en que participábamos en su isla Pomar.

Juan Villarroel y la comadre Lucinda, padres de Eliana, la mujer de mi hermano Gabriel.

En mis recuerdos está Segundo Alvarez, padre de “cunino” y el “tito”, muy amigo de mi hermano Alejandro, juntos andaban de pistolas y rifles.

A mis 18 años falleció mi madre, mi hermano Juan Carlos venía de vuelta desde Puerto Aysén en su primer viaje a cargo de una embarcación, cuando recibió la noticia.
Traía un chocolate Sahne Nuss para la mamá y con un inmenso dolor recuerdo que se lanzó en la cama y lloraba desconsoladamente.Gabriela tenía 2 años.
Ese día del funeral de mi madre no quedó nadie en la isla, todos nos acompañaron hasta el cementerio.

3 años más tarde, un mes de febrero, falleció mi padre, yo era la mayor de las mujeres y tomé el rol de dueña de casa, velando por el bienestar de mis hermanos.
Recuerdo que habían noches con una hermosa luna, y mi hermano Alejandro, nos invitaba en esas noches a ir a la rampla, ya que de ahí se veía el cementerio y en nuestra ingenuidad soñabamos con ver a nuestros padres, llevaba de la mano a Raimundo y Gabriela, mis hermanos menores.

A toda la gente de la isla les recuerdo con mucho cariño, aunque ahora no me acuerdo de sus nombres, han pasado muchos años y la memoria se hace frágil algunas veces.